honor a la Virgen del Rosario de Polco, que se desarrollan anualmente en
esta localidad del departamento Chamical. *
En primer término se celebró la misa a cargo del padre Carlos Baigorri y
luego se realizó la tradicional procesión, con la presencia de imágenes
santas.
Estuvieron presentes también el intendente de Chamical Daniel Elías, los
diputados provinciales Renzo Castro y Dora Rodríguez, además del intendente
de Ángel Vicente Peñaloza, José Albarracín y la diputada nacional Karina
Molina.
*Multitudinaria participación*
Miles de fieles devotos a la Virgen del Rosario que llegaron del interior
provincial y provincias vecinas, se sumaron a la procesión que se llevó a
cabo en la localidad llanista de Polco, ubicada a 7 kilómetros de Chamical.
Se estableció un dispositivo preventivo de seguridad vial con la
participación de la Policía Provincial y agentes del municipio al igual que
puestos preventivos sanitarios por parte del Ministerio de Salud.
El gobernador Casas manifestó que a esta celebración «uno la ve y la vive
con mucha devoción y fe».
Consideró que “alimenta nuestro espíritu, reafirma nuestra fe, nos enseña a
seguir viviendo cono hermanos, en la fraternidad, con solidaridad, pero
además compartiendo con el pueblo y toda esta gente de distintos rincones
de la provincia y provincias vecinas».
Destacó que «en la medida que solo nos arrodillemos ante Dios vamos a
reafirmar el compromiso con el pueblo y con nosotros mismos. Tenemos que
dejar de mirar los errores de los demás y reconocer los nuestros; y a
partir de ahí empezar a construir».
El gobernador Sergio Casas felicitó al intendente Daniel Elías y a los
diputados del departamento por las mejoras que se hicieron en Polco, sobre
todo por el asfaltado que brinda más seguridad a los visitantes.
*La leyenda de Polco*
El origen de la devoción no comenzó ayer, ésta se remonta a un milagro
concedido tres siglos atrás.
Cuenta la leyenda que un arriero santiagueño, misteriosamente desviado de
su rumbo, se encontró en Polco.
Sediento y agotado elevó una súplica a la Madre del Rosario implorando
por un poco de agua para saciar su sed y aplacar el calor, al instante de
su plegaria las palabras tuvieron eco en el reino celestial y allí mismo,
entre las piedras, brotó generosa y abundante agua, produciendo el milagro
tan esperado por aquel campesino santiagueño.
En gratitud por aquella bendición salvadora, el arriero trajo a Polco la
venerada imagen de Nuestra Señora del Rosario y es así como llegó «La
Celestial Princesa» (así llamada por los lugareños), a estas tierras.