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Leo Fariña desde la cárcel: la intimidad y el día a día de un encierro que ya lleva dos años

0002054053Fue detenido por presunta evasión agravada; cuenta cómo es su cotidiano, su relación con las mujeres y sus amistades en prisión.

 

A pocos días de cumplirse dos años desde su detención, Leo Fariña habló desde la cárcel en una entrevista en la que contó de todo: cómo es su relación con las mujeres, sus relaciones con otros presidiarios, su vinculación con el caso de Lázaro Báez y el tatuaje premonitorio que tiene el pecho.

 

 

 

Fariña fue detenido el 25 de marzo de 2014, y desde entonces pasa sus días en el penal de Ezeiza, el mismo en el que están los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, por presunta evasión agravada. Según dice, allí encontró «verdaderos amigos».

 

 

 

«He conocido gente muy valiosa, que está presa por garrón», contó en diálogo telefónico con el portal BigBangNews. Para ahondar en su cotidiano dentro de la cárcel, contó que estaba cocinando: «Con mis compañeros estamos haciendo fideos. Acá hay mucho compañerismo», agregó.

 

 

 

Consultado por los mitos de estar en una cárcel, aseguró que a él no lo violaron, pero que sí recibió amenazas de muerte que no pasaron a mayores. «He visto peleas y amenazas, pero yo no soy de arreglar las cosas así por la violencia», amplió Fariña.

 

 

 

El renombrado contador relató que justo un año antes de caer detenido se hizo un tatuaje en el pecho que reza: «Only God can judge me» («Sólo Dios puede juzgarme»). «Es una frase de Tupac Shakur. Me lo hice incluso cuando no me habían imputado», explicó cuando le consultaron si le parecía un mensaje premonitorio.

 

 

 

Respecto de su relación con las mujeres, aseguró que tras divorciarse de Karina Jelinek tuvo varios vínculos efímeros, pero que hoy está solo y no sigue la costumbre de otros presos de mantener correspondencia con mujeres.

 

 

 

Por último contó que no tuvo posibilidad de encontrarse con los hermanos Lanatta ni con Schillaci porque están en otro pabellón. «Con el único que charlé fue con Mario Segovia, el llamado ‘Rey de la efedrina’. Me pareció macanudo. Acá no te fijás de dónde viene, qué hizo. En la cárcel se juega mucho con la escala de valores», concluyó el recluso.

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