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Qué es el “Grupo” que integran gobernadores peronistas y entre ellos Sergio Casas

En el Gobierno nacional la llaman “miniliga”. Como “Grupo Savoy”, en cambio, la identifican sus integrantes. Aunque alguno de ellos, de los más veteranos, no sin malicia política hacia la Casa Rosada, memorioso él, le extiende la segunda sílaba, al estilo del memorable “chivo” televisivo de Alberto Olmedo: “¡Sa-voyyyyy!”; una jocosa manera de expresar que están siempre listos ante un eventual desaguisado del gobierno de Mauricio Macri.

La alusión a aquel recurso publicitario del último gran capocómico argentino la escuchó este cronista, en una de las galerías del Patio de las Palmeras de la Rosada, en el tórrido mediodía del martes pasado, de uno de los gobernadores integrantes del grupo Savoy, quien al tiempo le confirmó que la flamante “liga de gobernadores” nació para quedarse.

“Nuestro compromiso es darle gobernabilidad al país”, apuntó el mandatario, al salir de la reunión en la que 22 de los 24 gobernadores habían terminado de acordar con el Gobierno nacional los cambios a Ganancias que hizo ley el Congreso en las 48 horas siguientes.

Sin pretensiones de darle una institucionalidad, la “miniliga Savoy”, surgida de las dos reuniones de gobernadores en el hotel del mismo nombre, a dos cuadras del Congreso, resolvió dotarse de continuidad. Así, su primera reunión tras haber sido un protagonista central en el entuerto de Ganancias, ya tiene fecha: será en enero, tal vez en el mismo hotel, anticipó el mismo gobernador.

La agenda de ese encuentro aún está por definirse, pero es probable que surja allí el alerta que en el debate sobre Ganancias en el Senado planteó el cordobés Carlos Caserio respecto de los 3.500 millones de las provincias (sobre los 7.000 millones totales) cuyo pago asumió la Rosada vía ATN: ¿cómo se garantizará ese arreglo en 2018 dado que el acuerdo con los gobernadores fijó ese compromiso sólo para 2017 y de palabra?

Podría decirse que “Macri lo hizo”, si se trata de buscar un detonante de la conformación de la liga. Es que entre la media sanción que casi toda la oposición le había dado a su proyecto y la sesión en la que el Senado podía convertirla en ley, el Presidente dijo que no la vetaría, pero que las provincias correrían el riesgo de quedar desfinanciadas.

La afirmación sonó a amenaza para más de un gobernador, incluso entre aquellos que se han comportado como aliados de la Rosada. Por eso ese mismo fin de semana se activaron los primeros contactos telefónicos entre el cordobés Juan Schiaretti, el sanjuanino Sergio Uñac, el riojano Sergio Casas, el entrerriano Gustavo Bordet y el salteño Juan Urtubey.

Lo más importante:

Dicen que el grupo de mandatarios llegó para quedarse.

Ellos afirman que es para contribuir a la gobernabilidad.

También hay mucho de defensa propia.

De esos contactos iniciales surgió la decisión de intervenir, en primer lugar en defensa propia, pero también de la gobernabilidad nacional ante el conflicto político que podía producirse. “Fue más por necesidad que por decisión política”, dijo a este diario uno de los protagonistas, quien aseguró que a estas alturas “mantienen teléfono abierto entre todos y se consultan en más de un tema”.

Así fue como después de exponer algunos de ellos ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado y de participar con una posición firme en la reunión del jefe del bloque PJ-FPV, Miguel Pichetto, con el vicepresidente Federico Pinedo, para que se abriera una perentoria instancia de diálogo y negociación, se llegó a la primera reunión en el subsuelo del Savoy.

Participaron nueve gobernadores de la oposición y de distinta orientación política, que el martes pasado previo a la reunión definitoria en la Rosada –en la que se plantaron con que no pondrían un peso más de lo previsto en el Presupuesto 2017 para los cambios en Ganancias– llegaron nada menos que a 12: la mitad del total del país; bastante más, por cierto, que una “miniliga”.

Y con un significativo detalle político. La conforman ocho peronistas sobre 14 (Córdoba, Salta, La Rioja, San Juan, Tierra del Fuego, San Luis, Entre Ríos y Chaco), más tres provinciales sobre cuatro (Neuquén, Misiones Río Negro) y el socialista santafesino Miguel Lifschitz.

Esa heterogeneidad que es un elemento diferenciador más de la última y poderosa “liga” de hace 15 años, constituida sólo por gobernadores peronistas, varios de ellos con pretensiones presidenciales (Eduardo Duhalde, Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Reutemann, José Manuel de la Sota), en medio de la crisis institucional de la Alianza.

Esta, en cambio, “trabaja para garantizar la gobernabilidad del país, desde la prudencia y la razonabilidad”, al decir del sanjuanino Uñac, uno de sus principales animadores.

O para que “hayamos vuelto a la gobernabilidad”, como dijo Schiaretti en la conferencia en la Rosada cuando se anunció el acuerdo por Ganancias.

La gobernabilidad propia y nacional es lo que terminó por amalgamar esta liga, aunque sus integrantes no dejan de tener otro interés común: muchos de ellos son gobernadores por primera vez y aspiran a ratificar mandato en las elecciones que vienen, en pro de contar con legisladores nacionales más afines, cuando no propios en el caso de renovación del Senado. Son los casos de, entre otros, Uñac, Casas, Domingo Peppo (Chaco), Hugo Passalacqua (Misiones), Bordet, Omar Gutiérrez (Neuquén).

También hay otro caso en el que está en juego directamente un segundo gobierno. La coalición de gobierno del santafesino Miguel Lifschitz parece quedar reducida a su Partido Socialista, tras la ida de Margarita Stolbizer con Sergio Massa y la abierta voluntad macrista y de los radicales de hacer su propio juego. Del mismo modo que hay un interés proyectado hacia 2019, en el caso de Urtubey, que vio la oportunidad de “ligarse” cuando se dio cuenta que era un elemento de diferenciación con quien siente su rival, Massa.

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