En su artículo 90, la Constitución Nacional establece que “el Presidente y vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo. Si han sido reelectos o se han sucedido recíprocamente no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con el intervalo de un período”. En el mismo sentido, el siguiente artículo establece que “el Presidente de la Nación cesa en el poder el mismo día en que expira su período de cuatro años; sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que se le complete más tarde”.
Por esa razón, la Presidenta concluirá su período el mismo 10 de diciembre y, en una ceremonia ante el Congreso reunido en Asamblea –lo que se conoce como Asamblea Legislativa-, le entregará la banda presidencial y el bastón de mando a quien haya sido electo como su sucesor. El artículo 93, por su parte, dice que “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de «desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina». El presidente o la presidenta que asuman sus funciones ante la Asamblea Legislativa que se reúne para consagrar a las nuevas autoridades puede hacer el juramento en nombre de la Constitución y algún texto sagrado si así lo quisiera.
Luego de recibir el bastón de mando de parte del presidente saliente, el nuevo titular del Poder Ejecutivo asume formalmente sus funciones y brinda un discurso inaugural ante los diputados, senadores, jueces, mandatarios extranjeros y embajadores presentes en el lugar.
La experiencia reciente
Néstor Kirchner asumió la Presidencia el 25 de mayo de 2003 en una ceremonia atípica. El presidente saliente, Eduardo Duhalde, no había sido elegido por el voto popular sino por una Asamblea Legislativa que lo consagró en cumplimiento de la ley de acefalía. Tras la renuncia de Fernando De la Rúa, y debido a que el vicepresidente Chacho Álvarez ya se había ido un año antes, primero asumió el presidente del Senado, Ramón Puerta. Convocó a una Asamblea Legislativa que eligió como presidente a Adolfo Rodríguez Saá el 23 de diciembre, pero su mandato duró sólo hasta el 30 de ese mes. Asumió entonces el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, quien convocó a una nueva Asamblea Legislativa que terminó eligiendo como presidente a Eduardo Duhalde. El nuevo presidente debía completar el mandato para el que había sido elegido De la Rúa en 1999, es decir, debía permanecer en sus funciones hasta el 10 de diciembre de 2003. Pero Duhalde también renunció, convocó a elecciones anticipadas y Kirchner debió asumir el 25 de mayo de ese año en el marco de la ley de acefalía, para completar su mandato de cuatro años más los siete meses de diferencia de saldo del gobierno de Duhalde.
En su ceremonia de asunción, Kirchner dio algunas pistas sobre el rumbo que tomaría su gobierno, al reivindicarse como heredero de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y al decir que no “dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada”. En un momento, también se permitió jugar con el bastón de mando, ante las risas de su esposa, la entonces diputada Cristina Fernández. Al salir del Congreso rumbo a la Casa Rosada, Kirchner eligió hacer el camino a pie y saludar a las personas que se habían congregado en el lugar, lo que le generó una herida en la frente producto del choque de un camarógrafo que quería captar la escena.
Después de haber ganado con el 45% de los votos, Cristina Fernández de Kirchner asumió su primer mandato el 10 de diciembre de 2007. El caso tuvo dos particularidades: que fue la primera mujer en ser elegida Presidenta de Argentina (Estela Martínez de Perón había asumido por la ley de acefalía, siendo la vice del presidente que murió en ejercicio) y que recibió la banda a manos de su marido. “Se puede ser obrera, profesional o empresaria, pero es más difícil cuando se es mujer; creo tener la fuerza necesaria y tengo el ejemplo de Eva, ella no pudo y se lo merecía más que yo, pero también tengo el ejemplo de esas mujeres con pañuelo blanco que se atrevieron a lo que nunca nadie: las Madres y Abuelas de la Patria”, dijo Cristina visiblemente emocionada en su discurso de asunción.
Esta vez con el 54% de los votos, Cristina asumió un nuevo mandato el 10 de diciembre de 2011. Habían pasado trece meses de la muerte de su esposo y compañero Néstor Kirchner, por lo que la ceremonia estuvo atravesada por el duelo. Vestida íntegramente de negro –como lo estuvo desde aquel 28 de octubre de 2010 hasta mediados de 2013-, al tomar posesión de su cargo dijo: “Yo, Cristina Fernández de Kirchner, juro por Dios, por la Patria y sobre los Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidenta de la Nación, y observar, y hacer observar en lo que de mí dependa, la Constitución argentina. Si así no lo hiciere, que Dios, la Patria y Él me lo demanden”. Luego de fundirse en un abrazo con su hija Florencia, le pidió que fuera ella quien le colocara la banda y no el vicepresidente saliente, Julio Cobos, quien desde el séptimo mes de su primer mandato había militado en la oposición. Luego de que Florencia le colocara la banda, Cristina lloró y tomó el bastón presidencial. Su segundo mandato de cuatro años daba inicio de esa manera.