Craig Lear, de 38 años, pensó que una pelota de golf había caído en la pileta de su casa, que está ubicada en un campo de golf de Lakeland, Florida, pero cuando se acercó a sacar el diminuto proyectil se encontró con que las burbujas que veía en la superficie del agua correspondían a la respiración del cocodrilo.
Lear y su mujer, Laura, se aseguraron que su hijo y sus tres gatos estuvieran a salvo y luego llamaron a las autoridades estatales correspondientes, en cuyo nombre acudió Scott Barbon, un experto en cocodrilos, informó el sitio ABC.