Las víctimas del hecho, de 13, 16 y 18 y 21 años, identificaron a un hombre de 65, que se desplazaba en un vehículo rojo, y a sus hermanos, como los agresores sexuales. Las chicas sufrieron cuatro años de calvario.
Una de las jóvenes tuvo un hijo, producto del abuso sexual. Los hombres las iban a buscar a su casa y si no aceptaban, las golpeaban.
La madre y su pareja están acusados de «promoción y facilidad de la prostitución y abuso sexual calificado».