Como parte de la iniciativa, se concientizó a los vecinos sobre el inconveniente de la utilización de bolsas plásticas por lo que se entregaron 250 ecobolsas de friselina reutilizables intervenidas por niños de la Fundación Enrié Praolini y pacientes del Centro de Rehabilitación Ábitus.
Asimismo, se invitó a los vecinos a introducir en una ecobotella las bolsas plásticas de primer uso desechadas, que posteriormente fueron trasladadas a la empresa Recipak para la producción de madera plástica y de esta manera poner en marcha la economía circular.
La intendenta Inés Brizuela y Doria acompañó la actividad y explicó que se enmarca dentro de las políticas ambientales y sustentables que tiene el municipio de la Capital y precisó que es muy importante que entendamos la importancia que tiene eliminar de nuestras prácticas cotidianas el uso de bolsas que no son biodegradables.
Además, resaltó y agradeció la colaboración de las instituciones externas a la Municipalidad que supieron su trabajo para una causa comunitaria como lo es la de cuidar el ambiente.
Por su parte la secretaria Victoria Botiglieri, señaló que ésta es una de las actividades generadas para crear conciencia en los consumidores de la necesidad de eliminar este tipo de contenedor que termina ensuciando nuestra ciudad y sobrevive por décadas en la tierra, a la que le cuesta degradarla.
Para que una bolsa se degrade son necesarios 55 años y aproximadamente 500 para que lo haga una botella del mismo material.