nacional, como sus representantes en la provincia, Julio Martínez e Inés
Brizuela y Doria, “dejen de hacerse los distraídos y den respuesta al
creciente índice de desempleo que desde hace meses viene subiendo y es un
problema constante para miles de riojanos y no tiene que ver con las
políticas provinciales, sino con las desacertadas medidas que se
instrumentan desde la Nación en materia económica” y destacó que desde
marzo a septiembre se perdieron 136 mil puestos de trabajo que no se
recuperan de la noche a la mañana y lo que es peor, el panorama para los
próximos meses es aún más duro.*
El presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de
Diputados resaltó que en La Rioja, en solo un año se perdieron más de 2.500
puestos de trabajo privado, según datos de la Secretaría de Trabajo de la
Nación, la mayoría en el sector fabril y comercio pyme, golpeados por la
caída de ventas, pero además, esto sin contar los trabajadores en negro que
vieron perder su empleo.
El legislador resaltó que “los últimos datos que se publicaron a nivel
nacional muestran que el mercado de trabajo sigue en caída, con una demanda
laboral deprimida que desalienta a las personas en salir a buscar un mejor
bienestar”.
En ese sentido, Sbíroli precisó que los datos que publica la Encuesta de
Indicadores Laborales (EIL), mostró en octubre un continuo deterioro en el
sector más protegido del empleo, lo que permite pronosticar el angustiante
padecimiento que hoy viven los trabajadores no registrados.
Para el diputado sanagasteño, tanto Julio Martínez, como Brizuela y Doria,
“deben dar respuesta a la gente, a los riojanos particularmente, porque son
la cara visible en la provincia de estas medidas que solo han traído más
pobreza y desigualdad” y agregó que “solo están para la foto, para colgarse
de todos los logros y gestiones del gobierno provincial que se hacen en la
Nación, cuando en realidad siguen haciendo política desde el café y no dan
soluciones a la gente”.
*Informe del SIPA y la EIL*
Según las cifras del Sistema Integrado de Previsión Argentino (SIPA), en la
Argentina existen 12,2 millones de trabajadores. Desde marzo a septiembre
ya se perdieron 136 mil puestos. En seis meses de 2018 se destruyó lo que
tardó 18 en construirse, del período octubre del 2016 a marzo pasado. Y el
panorama hacia adelante no es promisorio.
Los datos señalan que para el tercer trimestre se espera un fortísimo
descenso de los puestos actuales, una mayor cantidad de personas
desalentadas en buscar trabajo y un aumento del ritmo inflacionario. Un
combo que derivará en mayor crecimiento de los niveles de pobreza.
La pobreza y la inflación en alza empujan a los sectores vulnerables y a
las personas inactivas a volver al mercado de trabajo para complementar los
bajos ingresos, pero las condiciones no son las mejores. Compiten
directamente con los desocupados recientes y los jóvenes (nuevos activos).
Para peor, las tareas rentadas que hoy se consiguen son subocupaciones de
pocas horas de trabajo u ocupaciones precarias, con bajos salarios
carcomidos por la suba generalizada de precios.
Los datos de la EIL de octubre de 2018 reflejan:
Una caída del empleo formal intermensual de 0,3% frente a septiembre y una
baja interanual de 1,6% frente a octubre de 2017.
Todas las actividades fueron afectadas, con excepción de la Intermediación
Financiera y los Servicios Sociales y Comunales.
Las organizaciones más afectadas son las pymes: el desplome interanual
según el tamaño de la empresa fue de 2,5% en las que tiene entre 10 y 49
trabajadores; de 1,4% entre 50 y 199, y de 1,1% en las compañías que tienen
más de 200.
Por séptimo mes consecutivo el nivel de incorporaciones (tasa de entrada)
se mantiene en mínimos históricos, por debajo del 2%. Para encontrar una
situación similar hay que remontarse al 2001.
Cada vez menos empresas realizan búsquedas de personal y casi no existe
diferencia (apenas 0,9%) entre las empresas que dicen que esperan aumentar
sus dotaciones y las que esperan disminuirlas.
Las empresas que contratan nuevo personal optan por modalidades
contractuales más precarias. Crece la cantidad de personas demandantes de
empleo, pero sin expectativas.