Javier Milei se encuentra ante un panorama complicado tras su acercamiento a Donald Trump y la necesidad de gestionar las inversiones chinas en Argentina. A pesar de que el nuevo presidente intenta distanciarse de la influencia asiática, es innegable que las inversiones de China en el país superan los u$s 12.000 millones, abarcando sectores clave como el litio, el oro, la energía y la tecnología.
La salida de Guillermo Francos del gabinete ha dejado a Milei sin un canal de comunicación fluido con el gobierno chino, lo que genera incertidumbre sobre proyectos vitales, entre ellos, las represas hidroeléctricas en Santa Cruz. Este proyecto, que representa una inversión de u$s 4.750 millones, se encuentra estancado desde hace casi dos años tras desembolsos de u$s 1.800 millones.
China no solo lidera en producción de litio y energía eólica en Argentina, sino que también ocupa un lugar destacado en la exportación de cereales, siendo el tercer mayor exportador del país a través de la estatal Cofco International. Esta situación se complica aún más con el nuevo acuerdo geopolítico entre Milei y Trump, que busca establecer preferencias arancelarias y contrarrestar el dominio chino en la economía local.
Las empresas chinas han invertido más de u$s 3.400 millones en proyectos relacionados con el litio, siendo Ganfeng Lithium uno de los actores más relevantes, controlando la mayoría de las acciones en el proyecto Cauchari-Olaroz. Además, en otras provincias como Catamarca y Jujuy, las empresas chinas continúan expandiendo sus operaciones, lo que refuerza aún más la presencia china en la explotación de recursos naturales.
En el sector tecnológico, Huawei ha establecido una red 5G en Argentina, colaborando con el Grupo Clarín. Mientras tanto, el lobby estadounidense se intensifica para contener la expansión de la tecnología china en la región. A su vez, COSCO Shipping opera en el Puerto de Buenos Aires, y China Eastern Airlines inaugurará una nueva ruta entre Shanghái y la capital argentina en diciembre.
La situación actual plantea un escenario complejo para Javier Milei, quien deberá equilibrar las relaciones con China y Estados Unidos mientras gestiona las importantes inversiones que este último busca desplazar con su nuevo acuerdo. La falta de un diálogo claro con el gigante asiático podría complicar aún más el futuro económico del país.
