En una reñida definición, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales por 4 puntos al actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, pero no alcanzó el 50% requerido por la ley y habrá ballotage el próximo 30 de octubre.
Los resultados sorprendieron ya que prácticamente todas las encuestas daban cuenta de una diferencia mucho más holgada en favor del líder del Partido de los Trabajadores (PT). Varias encuestadoras, incluso, arrojaban una contundente victoria en primera vuelta.
Con el 97,77% de los votos escrutados, Lula obtuvo el 47,88% de los votos, y Bolsonaro el 43,68%.
Como se esperaba, el resto de los candidatos se ubican muy lejos de los principales aspirantes. Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, y Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, apenas superan el 4 y 3%, respectivamente. Los otros siete, en tanto, no logran pasar el 1%.
“Bolsonaro empieza en la delantera. Yo aposté: Datafolha va a equivocarse (de nuevo)”, escribió en su cuenta de Twitter Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del presidente, refiriéndose a la encuestadora más prestigiosa de Brasil.
Según las autoridades, la jornada se desarrolló con tranquilidad y sin incidentes mayores. La información cobra dimensión si se tiene en cuenta que las elecciones de 2022 son las más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia en 1985. La campaña, de hecho, se ha caracterizado por un clima de crispación entre el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, el gran favorito en las encuestas de intención de voto, y el actual presidente, Jair Bolsonaro, quien busca la reelección.
La polarización entre los principales candidatos se extendió a sus seguidores, con algunos casos de ataques y muertes motivadas por discusiones políticas en los últimos días.