Italia acogió este sábado varias manifestaciones políticas, llenas de tensión en algunos casos, una semana antes de las elecciones legislativas del 4 de marzo, con una marcha de Matteo Salvani (extrema derecha) en Milán y miles de manifestantes antifascistas en Roma.
En paralelo, otros grupos de ultraderecha convocaron manifestaciones en diferentes ciudades del país, unas concentraciones salpicadas de choques entre las fuerzas de seguridad y contramanifestantes de izquierda radical.
Salvani llegó a la plaza de la catedral de Milán mientras sonaba el aria «Nessun dorma» y su épico «vincerò» (ganaré) final, con su hija de cinco años en brazos, para luego subir a un podio para explicar su programa.
Aliado con los conservadores de Silvio Berlusconi para las legislativas, el dirigente de La Liga aspira a quedar primero dentro de esta coalición, que encabeza los sondeos, y así convertirse en jefe de gobierno.
«Los italianos primero», recalcó el sábado, atacando primero a la inmigración y a Matteo Renzi, jefe de filas de centro-izquierda para las elecciones, muy abucheado por la multitud (entre 15.000 y 20.000 personas según la policía, 50.000 según La Liga), que enarbolaba las banderas del partido, de Venecia e incluso de Cerdeña.
Salvani prometió ocuparse prioritariamente «de las personas mayores obligadas a rebuscar entre las cajas tiradas por los supermercados», de los obreros víctimas de la deslocalización y de los pequeños comerciantes.
«Salvani representa el cambio para Italia. Es un momento muy importante», explicó Diego Bazzano, militante de 30 años de la Liga llegado desde Carcare, en Liguria (noroeste).
«Nosotros, los italianos, ya no tenemos ni derechos ni trabajo, no podemos acoger a quienes vienen del extranjero y que luego cometen delitos. Ya no somos libres de vivir como queremos», agregó.
Mientras tanto, en Roma, miles de personas desfilaron en calma para denunciar al fascismo, en una concentración convocada después de que un militante de la Liga disparara contra un grupo de africanos en Macerata (centro), en represalia por un sórdido asesinato imputado a unos nigerianos.
Incidentes en Milán
«Estamos aquí para decirle no al fascismo, porque hay demasiados episodios nocivos en este momento, esto no debe volver a ocurrir», declaró a la AFP Rita Solo, de 50 años, afiliada al sindicato CGIL y procedente de Cerdeña.
«Los partidos nacionalistas hacen que resurjan los valores fascistas, vuelve el miedo al diferente. Nosotros, los jóvenes, no podemos ceder a este miedo, si no daremos un salto de 100 años atrás», añadió Marta Zambon, educadora milanesa de 27 años.
El jefe de gobierno, Paolo Gentiloni, y Matteo Renzi participaron brevemente en la manifestación, que se desarrolló sin incidentes.
En cambio, otras marchas se vieron empañadas por los altercados. En Milán, se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y militantes de izquierda radical que denunciaban las marchas de Fratelli dItalia (nacionalista conservador) por la mañana y de CasaPound (neofascista) por la tarde.
Hace unos diez días, policías y manifestantes resultaron heridos en varios incidentes de este tipo, en Bolonia y Turín.
En Roma, en una concentración contra la liberalización del mercado de trabajo orquestada por Renzi, los manifestantes tiraron petardos contra las fuerzas del orden.
Y en Palermo (Sicilia) reinaba un ambiente tenso antes de la manifestación prevista para las 17H00 GMT del grupúsculo neofascista Forza Nuova, en contra de la agresión de un responsable local del movimiento, al que unos hombres enmascarados propinaron una paliza el martes.