Pese al frio cientos de fieles participaron en la peregrinación a Las Padercitas

San PanchoJóvenes, adultos y niños caminaron este domingo desde el centro de la ciudad Capital hasta la Puerta de la Quebrada para rememorar el tradicional Tinkunaco entre el Niño Jesús Alcalde, representante de los aborígenes, y San Francisco Solano, el de los españoles.Bajo el lema “Descubramos el sentido del Tinkunaco”, se concretó ayer la 97º Peregrinación a Las Padercitas que había sido postergada por decisión de la Comunidad Franciscana para no entorpecer la realización de las elecciones PASO del 9 de agosto.

Los fieles comenzaron la marcha hacia la zona oeste de la ciudad pasadas las 7.45 de la mañana junto a la imagen de “San Pancho” partiendo desde la iglesia San Francisco de Asís, entre cantos y alabanzas, para celebrar un nuevo encuentro con el Niño Jesús Alcalde.

Las calles adornadas con gallardetes de colores y las casas vestidas con globos fueron el reflejo de la importancia que tiene la celebración para los riojanos y que cada año evoca la participación del Santo del Violín en la reconciliación del nativo con los conquistadores españoles.

Luego de recorrer siete kilómetros llevando en andas a la sagrada imagen de San Francisco Solano, los devotos arribaron a las 11 al kilómetro 6 ½, en la zona de Puerta de la Quebrada, lugar donde el Jueves Santo de 1593 apaciguó con su crucifijo, su violín y su breviario de plegarias a miles de indios.

Allí esperaron la llegada del Niño Jesús Alcalde que peregrinaba desde la iglesia de “Las Padercitas” escoltado por los allis y la Banda de Música de la Escuela San Francisco.

Después del encuentro la comunidad religiosa de rodillas expresó su respeto a las sagradas imágenes con tres genuflexiones. En la primera los fieles reconocieron en Cristo, Niño Jesús Alcalde, al que dio su vida para salvar al pueblo; en la segunda como el autor de la paz por el camino de la justicia y en la tercera genuflexión reconocieron en Cristo al gestor de la fraternidad.

Para finalizar el Tinkunaco los presentes recordaron con un abrazo aquel momento de encuentro entre San Francisco y los diaguitas.

Posteriormente las dos imágenes emprendieron su caminar hacia la iglesia de Las Padercitas donde se celebró la eucaristía presidida por el obispo monseñor Marcelo Colombo, quien estuvo acompañado de frailes y sacerdotes diocesanos.

Fuente: El Independiente

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