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Video – El homenaje de «Minguito» por el aniversario de Malvinas que emocionó a todos

0002088041Caracterizado como el clásico personaje, Miguel Ángel Rodríguez realizó un conmovedor monólogo sobre la guerra.

 

Miguel Ángel Rodríguez, en la piel de «Minguito», realizó un conmovedor homenaje a los veteranos y caídos en la guerra de las Islas Malvinas, a propósito del 34º del inicio del conflicto bélico.

 

 

 

«Quiero interrumpir para decir una cosa que para mí es muy importante. Hemos hablado de todo, pero hay un tema que no hemos tocado hoy acá», interrumpió a sus compañeros de Polémica en el bar, sobre el final del programa. «Uno se pasó por arriba el tema del 2 de abril, que fue ayer. Ayer, muchachos, se cumplieron 34 pirulos. ¡Hu! 34 pirulos ya pasaron del 2 de abril. Me acuerdo como si fuera hoy, lo pienso y se me pone la piel del pollo», agregó.

 

 

Para ese momento, ya varios de sus compañeros habían comenzado a emocionarse. De fondo sonaba una canción suave, justa para el monólogo de cierre de «Minguito». «Estaba apolillando, me acuerdo. Estaba en la catrera y escucho los gritos de la vieja: ‘Mingo, Mingo, vení para acá’. Estaba en la cocina, mi vieja. Había puesto la pava para el mate y había prendido la cantora, la radio. Escuchá lo que dicen acá. Estamos en guerra, me dicen. ¡Estamos en guerra!», siguió el actor.

 

 

Luego, Rodríguez remarcó que muchos de los soldados enviados a la guerra tenían «18 pirulos». «Los mandaron a miles de kilómetros de la casa para defender a la Argentina. Y fueron con coraje. ‘Pero hay algo más pior todavía, Mingo: el frío que hace ahí’, me dijo», recordó. Y agregó: «¿Sabés lo que hizo la vieja? Como tantas viejas del país, agarró las agujas de tejer y empezó a tejer. Tejía pulóveres, bufandas, guantes. Todo. ‘No me mirés’, me decía. Agarrá los ahorros que hay en la latita, andá al almacén del Gallego a comprar fideos, polenta arroz y chocolate, que hace frío allá».

 

 

«Fuimos todos a hacer una cola para hacer lo que podíamos. Los más ricos donaban más, los más pobres donábamos menos. Tiempo después nos encontramos que no les llegó nada a los pibes esos. Estaban en la frontera luchando con los pies congelados, las manos congeladas, e iban para adelante. Mientras que acá estaban calentitos los jegarcas. No me corrijan, yo sé que son jerarcas. Pero estos eran los jegarcas, calentitos y chupando whisky. Hay que acordarse de esos pobres pibes, que tuvieron que aprender a sobrevivir antes que a vivir», cerró, con los ojos llenos de lágrimas.

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