El MIT predijo en 1972 que nuestra civilización colapsaría este siglo y parece que podría cumplirse
En 1972, un estudio realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) trazó una serie de escenarios sobre el futuro de la civilización e identificó que existen «límites al crecimiento» dadas la sobreexplotación de los recursos naturales del planeta.
Por ello, en su modelo, publicado por el Club de Roma, se planteó la posibilidad de que en algún momento del siglo XXI la civilización industrial entraría en un colapso. Análisis realizados años atrás por el propio Club de Roma sugieren que ese escenario, dadas las circunstancias presentes, continúa siendo muy probable.
Ese análisis del MIT, como se comenta en Vice, suscitó en su momento, hace casi 50 años, agudo debate y controversia. Ahora, la investigadora Gaya Herrington, directora de análisis y riesgos de la consultora KPMG, se ha preguntado si las premisas de ese estudio del MIT sobre los límites al crecimiento se mantienen vigentes, y con ellas, el escenario de un posible desastre civilizatorio en las décadas por venir.
La conclusión del estudio de Herrington es que, en efecto, la civilización industrial se dirigiría hacia un posible colapso que podría comenzar tan pronto como la década de 2040, con un comienzo de la declinación dentro de 10 años. El trabajo de Herrington, que no refleja las posiciones de KPMG y fue hecho a título personal, apareció en la publicación Yale Journal of Industrial Economy en 2020 y, como señaló Vice, la autora decidió revisar si las conclusiones del estudio del MIT se mantenían décadas después de haber sido formuladas.
“Dado el desagradable prospecto de un colapso, estaba curiosa por ver si los escenarios se alineaban más de cerca con los datos empíricos de hoy… Ahora tenemos varias décadas de datos empíricos que hacen la comparación significativa. Para mi sorpresa, no pude hallar ningún intento reciente de hacer esto, así que decidí realizarlo yo misma”, comentó Herrington.
Así, el análisis de Harrington a partir del estudio del MIT (que considera variables como la población, la producción industrial y de alimentos, los recursos no renovables, la contaminación, el bienestar social, las tasas de mortalidad y fertilidad y otros elementos) determinó que ciertamente la civilización podría entrar en un colapso en un futuro no lejano, pues los datos presentes se alinean con dos escenarios planteados en el estudio original, uno llamado BAU2 (business-as-usual) y otro CT (comprehensive technology), que plantean que mantener un crecimiento continuo no sería posible y por ello podría tener lugar un parón económico en algunos lustros.
“Esto no significa que la humanidad dejará de existir… sino que el crecimiento económico e industrial se detendrá y luego declinará, lo que afectará la producción de alimentos y los estándares de vida… En cuanto al tiempo, el escenario BAU2 muestra una fuerte declinación alrededor de 2040”, dijo Herrington.
El escenario CT es menor severo y no conduciría a un colapso, pero también implica declinación económica. El más optimista de los escenarios, denominado SW (stabilized world) plantea la posibilidad de que se dé una ruta sostenible con una declinación económica reducida gracias a importantes inversiones en bienestar social y salud pública y a innovaciones tecnológicas.
Con todo, el escenario SW es menos probable que los dos anteriormente descritos, de acuerdo con el estudio de Herrington.
Ello no significa que el escenario de colapso sea inevitable, pero sí señala que continuar en el modelo actual de crecimiento industrial y sobreexplotación de recursos no es sostenible. Por ello, como sucede con la mitigación de los factores que desatan el cambio climático, modificaciones de amplia escala en la sociedad pueden no solo prevenir esa debacle sino propiciar una civilización más próspera y estable, se comenta en Vice.
Para ello, por ejemplo, sería necesaria una inversión creciente en servicios públicos y un progreso tecnológico mayor. Si esos cambios se dan, los datos que colocan ahora a los escenarios CT y BAU2 como los más probables podrán inclinarse hacia circunstancias más favorables. Pero, como con la lucha contra el cambio climático, esas transformaciones a gran escala son necesarias en un plazo de 10 años para poder revertir las inercias pasadas.
Herrington pone como ejemplo de que ese cambio constructivo es posible el rápido desarrollo de vacunas contra el covid-19 para atacar la pandemia. Ella añade que esa transformación no será fácil, pero si se logra no solo se evitaría el colapso señalado en los escenarios descritos, sino que propiciaría un contexto incluyente y sustentable.
Ese “mundo mejor” es posible, considera la autora, aunque quedaría poco tiempo, de acuerdo a su análisis que continúa y actualiza los modelos originales de científicos del MIT, para comenzar los cambios a gran escala que se necesitan.