En un contexto marcado por la creciente llegada de productos importados desde plataformas chinas, el empresario textil Andrés Ekserciyan, líder del Grupo Ritex y miembro del Movimiento Industrial, expone los desafíos que enfrenta el sector. La apertura de las importaciones ha llevado a un aumento en la demanda de artículos de comercio electrónico, como los ofrecidos por Shein y Temu, lo que ha generado preocupación entre los productores locales.
Durante una reciente entrevista, Ekserciyan destacó la necesidad de que el Gobierno implemente controles sobre la entrada de mercancías que ingresan al país a precios extremadamente bajos. En este sentido, también se expresó el presidente de Mercado Libre, Juan Martín de la Serna, quien subrayó que la apertura indiscriminada del mercado ha creado una competencia desleal para las empresas nacionales.
El empresario enfatizó que los industriales del sector textil requieren “reglas claras y parejas” para poder competir adecuadamente. Según Ekserciyan, la situación actual es “difícil” y exige medidas concretas que puedan sostener la actividad y proteger el empleo en el país. Su empresa, que cuenta con mil empleados y se dedica a la hilandería, tejeduría y tintorería, enfrenta numerosos obstáculos, entre ellos la elevada presión impositiva, el limitado acceso al crédito y problemas energéticos.
Al referirse al impacto de las plataformas internacionales, Ekserciyan hizo hincapié en las dificultades que enfrentan las empresas locales para igualar las condiciones de competencia. Explicó que muchas de las mercancías importadas no cumplen con los estándares de calidad ni con las regulaciones laborales en su origen, lo que les permite ofrecer precios que los productores argentinos no pueden igualar. “No se puede competir con eso”, afirmó.
El empresario también abordó la carga fiscal que afecta a las pequeñas y medianas empresas (pymes) en Argentina, sugiriendo que el esquema impositivo debería simplificarse para no castigar la producción. A su juicio, no se trata de eliminar impuestos, sino de una mejor distribución de los mismos. Comparó las tasas de interés de los créditos industriales en países vecinos, que pueden alcanzar cifras muy elevadas, con las de Argentina, que son significativamente más bajas, lo que contribuye a la falta de incentivos para mantener los puestos de trabajo.
En relación al diálogo con el Estado, Ekserciyan aboga por la creación de una mesa de discusión que incluya a todas las partes involucradas en el sector. Para él, es crucial que las conversaciones trasciendan lo sectorial y aborden cuestiones de relevancia nacional para el futuro del país.
La experiencia de los consumidores con productos importados, que a menudo llegan con problemas de calidad, ilustra la desconexión entre estos y las empresas nacionales. Ekserciyan señaló que muchos usuarios reciben productos defectuosos o incluso son víctimas de estafas, sin contar con mecanismos adecuados para resolver tales inconvenientes. “Hay que empezar a darle valor a lo que se produce en el país”, insistió.
La brecha de precios entre la ropa nacional y la importada representa un desafío constante tanto para los consumidores como para la cadena productiva. Aunque en períodos de restricciones a la importación la mitad de las prendas en el mercado argentino eran de origen extranjero, actualmente este porcentaje se ha elevado al 70%. “Nadie dice que la ropa está barata hoy en día”, concluyó Ekserciyan, reflejando la pérdida de competitividad local frente a factores externos.
El empresario también destacó que las plantas textiles están utilizando menos del 30% de su capacidad instalada, mientras que la producción ha disminuido un 20% interanual, resultando en la pérdida de miles de empleos según el Indec. Esta situación crítica obliga a las empresas a buscar sostenerse con sus propios recursos, a la espera de reformas que cambien el panorama económico nacional.
El relato de Ekserciyan sobre las dificultades del sector textil pone de manifiesto problemas estructurales que también afectan a otras industrias, desde la presión fiscal hasta la competencia internacional y los desafíos en la venta digital. A pesar de estos obstáculos, el sector mantiene la esperanza de iniciar una discusión a largo plazo con participación estatal y de la industria, buscando condiciones que permitan preservar la producción y el empleo en Argentina.
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