El Senado de Estados Unidos logró el domingo un acuerdo bipartidista que tiene como objetivo reanudar la financiación federal y poner fin a un cierre gubernamental que ha durado un récord de 40 días y ha interrumpido numerosos servicios gubernamentales. La medida, impulsada por legisladores tanto republicanos como demócratas, prevé fondos para el gobierno federal hasta enero.
Las conversaciones se centraron en cuestiones como los subsidios de atención médica, los beneficios alimentarios y los despidos de empleados federales por parte del presidente Donald Trump. “Parece que estamos cerca de terminar con el cierre”, comentó Trump a periodistas al regresar a la Casa Blanca después de un fin de semana en su finca Mar-a-Lago en Florida.
La legislación superó rápidamente una votación de procedimiento en el Senado, con un aparente apoyo suficiente de los demócratas. Si la Cámara de Representantes, que cuenta con una mayoría republicana reducida, también aprueba el proyecto de ley, el texto será enviado al presidente para su promulgación, un proceso que podría llevar varios días.
Este avance ha generado expectativas de un retorno a la normalidad, ya que cientos de miles de empleados federales han estado suspendidos o trabajando sin remuneración desde el 1 de octubre. Según los legisladores, el proyecto de ley tiene la intención de restaurar la financiación del Programa federal de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que beneficia a más de 42 millones de estadounidenses de bajos ingresos.
Además, se propone revertir los despidos de miles de trabajadores federales que ocurrieron durante el cierre y asegurar una votación para extender los subsidios de atención médica que están por expirar a finales de este año. El senador demócrata Tim Kaine declaró que la propuesta “protegerá a los funcionarios federales contra despidos injustificados, reincorporará a aquellos que fueron despedidos erróneamente durante el “shutdown”, y garantizará que los funcionarios federales reciban su salario retroactivo”.
Con la aprobación de este acuerdo, se espera que se restablezcan los servicios interrumpidos y se alivie la presión sobre los empleados afectados, marcando un paso significativo hacia la estabilización de la administración gubernamental en Estados Unidos.
